¿Está su cubo medio lleno o medio vacío?
Los pequeños, grandes Países Bajos como referencia para ganaderos brasileños.
Los Países Bajos, junto con otros países europeos han pasado a través de importantes fases en la progresión de la ganadería de leche. A pesar de haberse enfrentado a grandes retos, tales como las cuotas lácteas, los Países Bajos son una referencial en este sector. Para comprender mejor su proceso de producción de leche, viajemos unos años atrás en la historia.
A mitad de los años 50, Europa se enfrentó a una producción insuficiente en agricultura, y como resultado, se creó la PAC (Política Agraria Común) en 1962. Durante muchos años, la PAC ha frecido subsidio para grantizar un precio mínimo para los productos lácteos. Como respuesta, la producción de leche incrementó hasta finales de 1970, momento en el cual la oferta estaba muy por encima de la demanda y continuó en excedentes en años sucesivos. Esto resultó en una Unión Europea que compraba toneladas de excedentes de leche y en un gobierno que, como consecuencia, introdujo el sistema de cuotas lácteas. En 1984, cada miembro de la Comunidad Europea estaba autorizado a producir productos lácteos hasta un límite, más el 1%, basado en la producción en 1981. Cualquiera que sobrepasara ese límite, tenía que pagar una penalización.
Las cuotas podían comercializarse entre productores, de tal manera que aquellos que quisieran dejar el negocio de la leche, podrían vender sus cuotas de producción a otros productores que quisieran aumentar su escala de producción. El sistema de cuotas duró 30 años. A lo largo de esos años, muchas cosas han cambiado, la garantía de ha visto mermada y los precios se han visto violentamente intervenidos. El sistema de cuotas se vio como un obstáculo en ese momento en respuesta al crecimiento mundial de la demanda de productos lácteos y se abolió el 31 de marzo de 2015. Aparecieron muchos optimistas con el final de las cuotas, asumiendo que se crearían nuevas oportunidades de trabajo que incrementarían la producción y la autonomía de los productores en todo el mundo para tomar sus propias decisiones de negocio. Sin embargo, la realidad es que el final de las cuotas y la libertad de producción sólo duró un pequeño período de tiempo.
Antes de que finalizara el sistema de cuotas, se tomaron medidas por parte del gobierno para proteger el medio ambiente. Todo el mundo era consciente de que cuando acabaran las cuotas, el volumen de leche incrementaría de manera considerable y terminaría con más deshechos, mayor riesgo de incremento de la eutroficación de las aguas freáticas y aguas superficiales. Por lo tanto, el gobierno implementó límites a la distribución de nitrógeno y fósforo de desechos químicos y fertilizantes. Inmediatamente después de las cuotas, el gobierno impuso la regla de que cualquier excedente de fosfato del estiércol, debería procesarse adecuadamente, lo que resultaba en costos adicionales para el productor. Al no ser suficiente, había nuevas restricciones que también limitaban el crecimiento de las granjas.
Una medida, por ejemplo, estableció que las granjas holandesas tendrían hasta el 1 de enero de 2017 para ajustar sus rebaños por el número de animales que tenían el 2 de julio de 2015, menos 4%. Muchos productores que habían invertido en la actividad ganadera y vegetal, confiados en la oportunidad de crecer debido al fin de las cuotas de producción, se frustraron con el nuevo sistema y se sintieron limitados de nuevo. Si los productores no ajustaban su rebaño en el plazo dado, no recibirían dinero por la leche producida. Por otro lado, aquellos que ajustaron antes del límite establecido recibieron una bonificación en efectivo. El sueño de aumentar el rebaño seguía siendo distante para muchos productores. Hoy en día, para que un productor que ya opera en su límite de producción de fosfato, por el simple hecho añadir una vaca al rebaño, debe adquirir la cuota de fosfato necesaria de ese animal. La cuenta es sencilla: cada vaca produce alrededor de 45 kg de fosfato por año. El valor de un Kg de fosfato es de 220,0 euros/kg. Esto significa que cuesta al productor 9900,0 euros sólo por el derecho a añadir una vaca lechera a la granja
Es sorprendente que un país tan pequeño, que se ha enfrentado todas estas dificultades que limitan el crecimiento de la ganadería lechera, todavía pueda ser una referencia lechera importante. Los Países Bajos tienen una superficie aproximada de 42.500 km2, que es menor que el estado de Río de Janeiro desde Brasil, pero eso justifica la dificultad para encontrar tierras para la producción y los precios más altos de la misma. Una hectárea de tierra en los Países Bajos cuesta alrededor de 60.000 euros, por lo que han aprendido a hacer más con menos. En los últimos años, han mejorado en tecnología, mejora genética y producción de forrajes. Todos son factores clave para aumentar la eficiencia de las granjas lecheras. Como no podían aumentar la producción, los holandeses se centraron en ser más eficientes con lo que tenían. Lo lograron con mucho éxito, logrando resultados como una producción anual de leche de 15,52 millones de toneladas/año y un rendimiento medio de 8900 Kg de leche/vaca/año (IFCN 2018).
Brasil tiene 8.516.000 km2 (equivalente a 200 veces la superficie de los Países Bajos) con una producción anual de 34,23 millones de toneladas/año y una productividad media de 1600 Kg de leche/vaca/año (IFCN 2018). Hay múltiples fuentes de tierra cultivable asequible en Brasil, un clima favorable para dos cosechas por año y abundante agua. ¿Qué justifica la ineficiencia de este sector en Brasil, si hay tantas variables que favorezcan la producción? Brasil tiene un gran potencial, pero es necesario que los productores brasileños aprovechen la oportunidad para producir leche en este país, y ver el cubo siempre medio lleno y nunca medio vacío. La perspectiva optimista de la visión cambia completamente el propio negocio.
Además, la ganadería lechera brasileña necesita una mayor aceptación de la innovación y la tecnología por parte de productores e incluso consultores. Para lograr la eficiencia y la máxima producción debemos estar siempre al día, comprometidos a las nuevas tecnologías. Los desafíos en el sector siempre existirán, pero esto no impide el éxito de la actividad láctea.
Nayara Magalhães Gonçalves
Veterinaria Graduada en la Universidad Federal de Vicosa – MG
Gerente de desarrollo y soporte de mercado en UNIFORM-Agri, que desarrolla y vende software de producción lechera.